domingo, 20 de diciembre de 2009

Copenhague y Persefone



Has de descender, hoy, como cada noche solsticia que el mundo se te inclina. Y quizás esta vez no conjures la granada que te condenó a ello. Visto lo visto en el guiñol de Copenhague (cumbre de la ONU para el cambio climático), es de entender que tu invierno no salude y se desplome.

Habrás pensado que al norteamericano se le olvidó, que cuando dejen de existir, los ecosistemas no se podrán comprar. Al verde metálico de Lula, que antes de fregar hay que barrer, y no emitir sacristía tras el cierre de puertas, como hizo, ya con el pie casi en el 747 de regreso tras la “nada” acordada con sus compañeros en una carrera de apatía. Al eterno y cansino despertar de los dragones asiáticos, que los bostezos mañaneros suelen terminar al comenzar el jornal, y no durar generaciones. Y si aún así dicen necesitar mas aire limpio que bostezar, será porque de dormir se han olvidado.

Dormir, coño, dormir un poco. Pues, si no, de que trata este febril y utópico proceso de “humanizar” a las maquinas si no se las deja descansar, y de este “mecanizar” a los humanos, si cada vez a enfocar mas cerca proceden, y los grandes angulares en artículos de mercadillo para inútiles bohemios los convierten. Y no habrá por mucho tiempo almohada Maltusiana que valga...

Nadie sabe que hace Persefone durante los meses invernales, unos dicen que de camino al Hades, los animales del Parnaso, le contaron el truco de hibernar. Si es así, dulces sueños no creo que tenga



La pesadilla de Persefone


Allí donde crecía espliego y menta salvaje
y emergía la tierra su primer ciclamen
ahora lugareños subastan los cementos
y los pájaros caen muertos sobre las chimeneas.

Allí donde juntaban las manos los místicos
piadosamente antes de entrar al altar
ahora tiran colillas los turistas
y a la nueva van a ver refinería.

Allí donde el mar se volvía bendición
y eran suspiros del campo los balidos
ahora camiones cargan a los astilleros
cuerpos vacíos niños metálicos y chapas.

Duerme Persefone
al abrazo de la tierra
al balcón del mundo
nunca vuelvas a salir.


Nikos Gatsos




lunes, 14 de diciembre de 2009

Segun un fantasma


"...La seriedad, joven, es cosa del tiempo; se produce, esto por lo menos quiero revelartelo, se produce por una hiperestimación del tiempo. Tambien yo estimé demasiado en mis dias el valor del tiempo, por eso queria llegar a los cién años. En la eternidad, sin embargo, no hay tiempo, como ves: la eternidad es solo un instante, lo suficientemente largo para una broma."


Posible disertación del fantasma de Goethe. Entre los parrafos del Lobo estepario de H. Hesse.