lunes, 31 de enero de 2011

Dis - obviedad I ...y el triunfo de la estética


¿Te diste cuenta lo improbable de tapar con exactitud el perfil de una moneda con la cabeza de un alfiler?

Es mera casualidad, es sencilla y escandalosamente fortuito e  improcedente como una rima entre los párrafos del currículum de un militar, que la luna descanse en el único punto capaz de ofrecernos un eclipse solar total. 





¿O no?



Wayne shorter entró en el teatro Isabel la catolica, tocó, y no paro o hubo pausa alguna hasta pasada más de una hora, al final del concierto. Morente y su pañuelo estaban entre el público, periodistas, jazzeros y curiosos también.No creo que mucha gente en esa sala tuviera claro que música era esa. La gente me preguntaba como estuvo. Decir que "estuvo bien guapo" sería algo así como comentar la belleza de los diseños fractales en la disposicion de unas ramas,  aconsejar un libro de Stephen Hawking, ese tipo de cosas; por otro lado, poner cara de rumiante y confesar "decepción tio, no tocó nada bueno suyo" es  -y esto es lo único que se me ocurre- desantender los delirios de suciedad y polvo en el borde de una esfera luminosa.

A la semana de aquello, leí en el periodico que tras el concierto Wayne le dijo al público: "Gracias por venir y seguir escuchando esta música que la gente todavia sigue llamando jazz"


Ese "todavía" creo que es el triunfo de la estética.

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