Demonio - antes conocido como Eosforo “el portador de luz”- Mikhail Vrubel.
DIEZ AÑOS, diez años más, pedía a su dios Nikos Kazantzakis para concluir su obra, para decir lo que tenía que decir, para "vaciarse". -"Que venga después la muerte y solo encuentre un costal de huesos". Con diez años le bastaría, por lo menos así creía él.
- ¡Lo terminarás!
- Lo modificaré. Ahora sí que sé escribir. ¡Ya verás! Toma una hoja de papel y un lápiz, veamos si alcanzo a dictarte...
Nuestra colaboración duró apenas unos minutos.
-¡Imposible! No sé dictar. Solo puedo pensar con el lápiz en la mano: "Antepasados... Padres... Creta... Infancia... Atenas... Viajes... Sikelianos... Viena... Berlín... Prevelakis... Moscú..." Y, con voz apenas audible, que emergía de las aguas insondables del subconsciente, empezó a dictarme los dísticos franciscanos que había puesto en boca del santo: "He dicho al almendro: Háblame de Dios, hermano. Y el almendro floreció."
- Lo modificaré. Ahora sí que sé escribir. ¡Ya verás! Toma una hoja de papel y un lápiz, veamos si alcanzo a dictarte...
Nuestra colaboración duró apenas unos minutos.
-¡Imposible! No sé dictar. Solo puedo pensar con el lápiz en la mano: "Antepasados... Padres... Creta... Infancia... Atenas... Viajes... Sikelianos... Viena... Berlín... Prevelakis... Moscú..." Y, con voz apenas audible, que emergía de las aguas insondables del subconsciente, empezó a dictarme los dísticos franciscanos que había puesto en boca del santo: "He dicho al almendro: Háblame de Dios, hermano. Y el almendro floreció."
-¡Lee, lee, niña, lee que te escucho!
"Reúno mis herramientas: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, la mente. Ha caído la tarde, la jornada de trabajo concluye, vuelvo como el topo a mi casa, a la tierra. No es que esté cansado de trabajar, no lo estoy, pero ya se pone el sol..."
No pude seguir. Mi garganta se estrechó. Por primera vez Nikos hablaba de la muerte.
-¿Por qué escribes como si fueras a morir? -exclamé realmente enloquecida y, para mí: ¿por qué acepta de pronto la muerte?
-¡No, no, no moriré compañera, no hagas caso! Viviré todavía diez años, ¿no lo hemos dicho? -respondió sin ninguna vacilación. Necesito diez años más -repitió y extendió la mano para tocarme la rodilla. -Vamos, léeme, veamos lo que acabo de escribir.
Me lo negaba a mí, pero quizás él lo sabía. Porque aquella misma tarde metía en un sobre el capítulo en cuestión acompañado por una carta para Pandelis Prevelakis: "Eleni no ha podido leer, ha estallado en sollozos. Pero es que empieza a acostumbrarse, que yo también me acostumbro...Su demonio interior lo impulsó probablemente a abandonar el Tercer Fausto que tanto deseaba escribir, para comenzar Carta al Greco.
"Reúno mis herramientas: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, la mente. Ha caído la tarde, la jornada de trabajo concluye, vuelvo como el topo a mi casa, a la tierra. No es que esté cansado de trabajar, no lo estoy, pero ya se pone el sol..."
No pude seguir. Mi garganta se estrechó. Por primera vez Nikos hablaba de la muerte.
-¿Por qué escribes como si fueras a morir? -exclamé realmente enloquecida y, para mí: ¿por qué acepta de pronto la muerte?
-¡No, no, no moriré compañera, no hagas caso! Viviré todavía diez años, ¿no lo hemos dicho? -respondió sin ninguna vacilación. Necesito diez años más -repitió y extendió la mano para tocarme la rodilla. -Vamos, léeme, veamos lo que acabo de escribir.
Me lo negaba a mí, pero quizás él lo sabía. Porque aquella misma tarde metía en un sobre el capítulo en cuestión acompañado por una carta para Pandelis Prevelakis: "Eleni no ha podido leer, ha estallado en sollozos. Pero es que empieza a acostumbrarse, que yo también me acostumbro...Su demonio interior lo impulsó probablemente a abandonar el Tercer Fausto que tanto deseaba escribir, para comenzar Carta al Greco.
-No me juzgues como un hombre -me suplicó un día otro combatiente. No me juzgues por mis actos, júzgame como si fueras Dios, por la intención secreta que tienen mis acciones.
Así, pensé, es como debemos juzgar a Nikos Kazantzakis. No por lo que ha hecho, y ya lo creo que lo que ha hecho tiene valor intrínseco. Sino por lo que quería hacer; ya lo creo que lo que quería hacer tenía altísimo valor para él y para nosotros.
Prólogo para la edición griega de Carta al Greco.
ELENI KAZANTZAKIS
Ginebra, 15 de junio de 1961.
ELENI KAZANTZAKIS
Ginebra, 15 de junio de 1961.
...
Una noche pregunté a Dios: - Señor, ¿cuándo perdonarás a Lucifer? -Cuando él me perdone, me respondió.
Fragmento de Carta al Greco.
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