-κει κατά το μέρος του πελάγου. Κάποτε πάλι ένας αέρας δυνατός
που άξαφνα σταματάει όξω απ' τα λιμάνια. Κι όσοι νογούν, το μάτι
τους βουρκώνει
A veces no es más que un
reflejo tras las montañas
-allí del lado del océano-.
Otras veces un fuerte viento
que de pronto se detiene
afuera de los puertos. Y aquellos que lo entienden,
sus ojos se humedecen.
El pequeño nautilo.Odisseas Elytis
Uno se arrepiente de no haber leído
apenas libros de aventuras cuando era pequeño. Páginas de historia pura y dura
si, a miles, pues contaban hechos, tras
comprobar en la enciclopedia de turno que los sabios confiaban casi ciegamente en Herodoto y
Tucicides. Siempre desprecié estas novelas de episodios ficticios y forzados
tipo "La isla del tesoro", "El libro de la selva" o los motines del barco tal y cual. El tipo de literatura que ahora busco
sin cesar. Me siento pues en ese banco contrapicado de la infancia, el de los
comics. De aventuras.
Jack London en Corea |
Leyendo “La juventud” de Corto
Maltés me topé con Jack London como personaje en la guerra ruso-japonesa. Donde
estuvo de veras. Vi la literatura de aventuras como mitología de nuestra época.
Ambigua. Indispensable.
Me centré así en J. London y apareció esta novela gráfica:
Tras 4-5 páginas, pare de leer. Sentí
como esa sensación del primer cigarro y leí la novela original. Después volví
al cómic.
En una de las viñetas, el acojonante
capitán Loup Larsenn asombra al
protagonista (un naufrago recogido) recitando unos versos del Rubaiyat de Omar
Khayyam. Algo asi:
¡Bebedor, urna
inmensa! Ignoro quién te modeló; sólo sé que puedes contener tres medidas de
vino y que mañana te romperá la muerte.
Entonces me preguntaré, con mayor afán, para qué fuiste creado, por qué fuiste
dichoso y hoy no eres ya sino un puñado de polvo.
Ya que estamos, yo añadiría, de la misma obra:
Si locura
no fuese, cual la araña en su nido
cuidarías la tela de tu vida presente:¿Y a qué, si nadie sabe si el aliento absorbido
puede volver al aire de donde fue bebido?
Y recuerdo
que un día mi paso se detuvo
por ver un alfarero que batía su barro:
Y el barro en frase tímida su frenesí contuvo: «¡Suave, hermano, mi forma también tu forma tuvo!»
Cuando
hayamos cruzado tú y yo el negro velo,
¡Oh! el mundo impasible continuará su ronda;nuestra venida y vuelta le darán tal recelo
como al mar si le arrojas un guijarro del suelo.
En cuanto a la veracidad de los hechos en las aventuras. En este momento no me interesan. Me viene al pelo el final de un cortísimo capitulo del comic kafkia-orwelliano de Jose Carlos Fernandes "La peor banda del mundo", donde uno de sus personajes confiesa:
-Los mentirosos son los únicos individuos sinceros. Aquello que ellos omiten, incluyen o modifican termina por revelar sus más íntimos sueños y deseos.
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